Todos sabemos que Nordelta fue construido sobre un humedal, sobre la planicie de inundación del río Luján. Esta construcción tuvo variados impactos, pero quiza uno de los más fuertes ha sido en el tema de fauna. La existencia de lagos atrajo a numerosas aves tales como coscorobas, macás, cisnes y garzas. Pero por el otro lado, la fauna presente en el sitio, sufrió al alterarse radicalmente el entorno. Los carpinchos, por dar un ejemplo, proliferaron ya que la caza furtiva y los predadores naturales practicamente desaparecieron en todo Nordelta.
Sin embargo, hasta ahora quedaba un último reducto donde habían gatos monteses, hurones, lobitos de río y carpichos, además de numerosas aves que no pudieron adaptarse a la «civilización» como pico de plata o sietevestidos. Este lugar se encontraba entre Oceana y el centro cívico y habia podido mantenerse tranquilo los últimos años.
Esto, está dejando de ser así. Nordelta ha comenzado los trabajos de preparación de su próximo barrio «premium» sin tener en cuenta el impacto ambiental. Obviamente los carpinchos migrarán a otros lados y tendremos de vuelta el debate sobre la supuesta sobrepoblación de carpinchos, creada por Nordelta.
Los gatos monteses y hurones no tendrán donde ir y de a poco iremos volviendonos más pobres nosotros y nuestros descendientes.
Podemos ver a continuación imágenes de los trabajos de Nordelta en el área, no dejando nada en pié.
Nordelta ha sido un gran negocio para los desarrolladores, los inversionistas, la Municipalidad y la Provincia. Sin embargo nadie pensó en dejar a un lado 30 a 40 has para proteger la fauna nativa. Aún estamos a tiempo.